Como bien dice su eslógan "Un mundo aparte", en el valenciano municipio de Cortes de Pallás se respira algo diferente. Puede ser que sea porque está aislado del mundo real: tráfico, prisas, contaminación, polígonos industriales, etc. Sólamente una carretera tiene acceso a este pueblo, sin contar algunas pistas forestales asfaltadas que también acceden a la población. Debajo de los cintos de la Cortada y, casi precipitándose a las aguas del Júcar, se levanta este bonito pueblo desde donde vamos a empezar a caminar por uno de los senderos más impresionantes de la Comunidad Valenciana, el sendero de la Cortada.
Existe un aparcamiento habilitado en la entrada de la población, bueno, son dos. El de la derecha es muy pequeño y el de la izquierda es mayor, aunque lo estaban arreglando cuando fuimos. De todas formas, seguro que encontramos algún hueco si dejamos nuestro vehículo en las cercanías del único surtidor de combustible que hay en el pueblo.
Comenzamos a caminar siguiendo la carretera por donde veníamos en dirección al centro de Cortes de Pallás. Unos metros después, llegamos a las inmediaciones del puente que salva las aguas del arroyo de Cortes, a nuestra derecha. Pues bien, desde este puente iniciamos nuestra excursión dirigiéndonos hacia la izquierda (situándose la iglesia al frente de nosotros y sin cruzar el puente), siguiendo el curso ascendente del arroyo de Cortes, a nuestra diestra.
Unos metros después, observamos a nuestra izquierda una balsa de agua, la fuente de Chapole y una señalización vertical de madera. Debemos de girar a nuestra zurda para después continuar a la izquierda siguiendo la indicación que nos marca el sendero SL-V 13, que a partir de ahora, con marcas verdes y blancas nos guiarán en todo el recorrido.
Iniciamos la subida por el camino acementado que en esta primera parte está bastante inclinado. Unos pocos minutos después, nos encontramos otra balsa de agua que nos surge a nuestra izquierda. Vamos atravesando algunas fincas privadas donde los animales domésticos nos saludan a nuestro paso. Unos metros más arriba, un camino asfaltado se cruza en nuestro itinerario. Seguiremos recto. El camino que se va hacia la derecha nos llevaría hasta la cascada del Corbinet, precioso salto de agua que crea el arroyo de Cortes antes de introducirse en el pueblo valenciano.
Continuando recto, unos metros después el camino se acaba y se inicia una senda. A partir de ahora, caminaremos practicamente en llano con algunas cortas subidas. Pocos metros después, encontramos una bifurcación de sendas, señalizada por marcas verdes y blancas en una prominente roca. Podemos escoger a izquierda o derecha, ya que a partir de aquí, la ruta es completamente circular. Prácticamente todas las guías y folletos del sendero, indican que sigamos hacia la izquierda, para acometer el paso por el sendero de la Cortada en primer lugar, pero nosotros vamos a ir por la derecha, siguiendo el curso del arroyo de Cortes.
Por lo tanto, seguimos hacia la derecha. El sendero, muy cómodo de transitar, nos va guiándo entre brezos hacia la cabecera del arroyo de Cortes. Comenzamos a obtener las primeras vistas del pueblo de Cortes de Pallás con el embalse al fondo a nuestras espaldas. Vamos bordeando la Muela de Cortes, cuyas altas paredes siempre tendremos a nuestra zurda. Minutos después, una vez atravesada una pétrea cornisa, descubrimos la cercanía del arroyo de Cortes, a nuestra derecha. Un primer salto de agua, de unos 2 a 3 metros, verifica mi temor. ¡Por lo que veo, creo que va a ser necesario un traje de neopreno para atravesar esas gélidas aguas!, exclamo. Unos metros más abajo, el árido cauce del arroyo de Cortes nos saluda completamente seco. Menos mal que yo no llevaba calzado de repuesto, el cuál si llevaban algunos miembros de esta "expedición", aconsejados por mí.
La verdad, es que esto lo intuía, puesto que después de un verano bastante seco en precipitaciones, el otoño ha sido igual, muy escaso en lluvias. Pero como sólamente unos días antes, por esta zona habían caído unos cuántos litros de agua, pues les aconsejé a mis compañeros que se llevasen a esta excursión un calzado de repuesto para vadear un arroyo que, en caso de fuerte caudal, el agua nos cubriría hasta más arriba de los tobillos (todo esto después de haberme documentado bien en caso de crecida del cauce en días posteriores a fuertes lluvias). Sinceramente no me esperaba un gran caudal acuático, pero aunque el preciado líquido hubiese corrido por el cauce creando unas mínimas hileras de agua por las cascadas, me hubiese bastado. Pero no pudo ser y, por lo tanto, recomiendo la primavera como la mejor de las estaciones para realizar este trayecto.
Continuamos nuestro camino un poco desilusionados al no poder contemplar los saltos de agua que crea el arroyo de Cortes en una bonita sucesión de cascadas. Unos minutos después, la senda gira hacia la derecha, hacia la parte alta de una de las cascadas tobáceas, ésta de 3 a 4 metros de altura, que debe de ser preciosa cuando las aguas se deslicen por ella. En esta zona tenemos que atravesar el cauce del arroyo. Pero este paso no se hace al lado de la cabecera de la cascada, sino que tenemos que seguir unos pocos metros hacia la izquierda (sin cruzar el arroyo) siguiendo por el margen zurdo del cauce, hasta que veamos unas piedras colocadas estratégicamente en el vado del arroyo, donde una marca verde y blanca nos espera en la otra orilla. Una vez atravesado el cauce, giramos hacia la izquierda y continuamos unos cuantos metros ahora por la otra orilla del arroyo, por el margen derecho según nuestro sentido de la marcha.
Unos metros después, la senda nos guía hacia la derecha, debiendo de subir un tramo con bastante inclinación. Si alzamos la mirada hacia el arroyo de Cortes, cauce arriba, podremos distinguir la última de las cascadas que crea el arroyo, siendo ésta la más alta de todas. Pero sin agua, es difícil averiguar su situación. Después de atravesar una pequeña acequia (que sí que llevaba agua), el sendero nos lleva hasta el encuentro de una pista forestal. Debemos de seguir hacia nuestra zurda para al cabo de unos pocos metros, seguir el ramal de la izquierda. Durante este corto tramo, nuestro sendero SL-V 13 coincide con el PR-V-252.
Existe la posibilidad de visitar el nacimiento de agua del manantial de San Vicente si siguiéramos el camino hacia la derecha, puesto que está a unos pocos minutos desde la bifurcación donde nos encontramos. Pero como está todo bastante seco, no nos acercamos puesto que tememos que el manantial se encuentre sin una gota de agua. Por lo tanto, continuamos hacia la izquierda.
Comenzamos una corta bajada, que nos hace atravesar nuevamente la acequia hasta que llegamos por segunda vez al cauce del arroyo de Cortes. En este caso, el vadeo del cauce es claro, puesto que tenemos que cruzarlo recto. Aquí también hay piedras colocadas en el cauce para no mojarse los pies, siempre y cuando el caudal sea normal.
Una vez atravesado el cauce, el sendero asciende para después llevarnos sobre unas cornisas, a unos cuántos metros por encima del lecho del arroyo, que volvemos a mantener a nuestra derecha.
El sendero, siempre en ligero ascenso se dirige a un promontorio rocoso con forma de proa de barco justo enfrente de nosotros. Ésta pétrea mole, separa los cursos de agua (cuando hay) del arroyo de Cortes y el barranco de Huesca. A la izquierda, una curiosa forma geológica nos habrá llamado la atención anteriormente. La "Ventana del Águila" es un agujero formado en la roca que da un toque embellecedor a los cortados de la Muela de Cortes. Unos minutos después, nuestro camino comienza a descender hasta alcanzar casi el cauce del arroyo de Cortes. Unos metros atrás, nos apercibimos de por donde transitará el sendero, bien marcado por las zetas que dan lugar al paso de la Franca, hacia nuestra izquierda.
Una vez llegado a las cercanías del arroyo, comenzamos el ascenso del paso de la Franca. En primer lugar, el sendero asciende poco a poco pero sin perder inclinación en ningún momento. Después comienzan las zetas, una sucesión de revueltas del sendero que hacen que sea más divertida y pausada la subida. Llegados a la pared, podemos tomarnos un merecido descanso a la sombra que nos ofrece la roca, antes de afrontar lo que nos queda de subida.
Una vez repuestas nuestras energías, continuamos por el sendero que asciende decididamente pegado a la roca y con una anchura que no da margen al error, puesto que el aéreo camino tiene una altura a tener en cuenta. De todas formas, a no ser que la piedra esté mojada, no tiene el más mínimo problema atravesarlo, siempre y cuando tengamos cuidado. Aviso para las personas con vértigo.
Acabamos de atravesar el paso de la Franca. A continuación, debemos de seguir ascendiendo por el sendero SL-V 13 que en unos minutos, después de una corta pero exigente subida, nos deja en la parte alta de la Muela de Cortes, donde nuestros ojos disfrutarán de las impresionantes vistas que nos rodean.
Siguiendo nuestro camino, el sendero llanea atravesando el lapiaz formado por la disolución de la roca caliza por el agua. Las marcas blancas y verdes nos guían entre un mar de arbustivas encinas.
Unos minutos después, el sendero acaba en una pista forestal. Seguimos hacia la izquierda. Una flecha en el suelo nos indica el camino correcto. La pista por la que ahora vamos a transitar, rodea el embalse de la Muela, a nuestra derecha.
Aunque no lo podamos ver, puesto que una alambrada nos impide el paso, podemos imaginarnos como debe ser, porque tiene toda la pinta de una balsa de captación de agua al igual que las que existen en la zona de donde somos nosotros, solo que ésta es enorme, con una capacidad de 20 hm3. Este embalse tiene la finalidad de generar energía hidráulica, descargando agua por el día para producir electricidad y recargándose por la noche ya que a ésta franja horaria, la electricidad es más barata.
En el futuro, tendrá que generar energía suficiente para poder compensar la paralización de la central nuclear ubicada en la vecina localidad de Cofrentes. Cuando acaben las obras que se están realizando, será la mayor planta hidroeléctrica de bombeo de Europa, generando más potencia que la central nuclear de la citada Cofrentes.
Por cierto, hay algunas personas que han atravesado la alambrada (no sé por que lugar) y han ascendido por la piedra acumulada en el exterior del vaso del embalse para ver el interior del mismo. Vosotros mismos. Nosotros no lo hicimos, puesto que no creo que merezca mucho la pena el esfuerzo que tienes que realizar para ver al final una balsa totalmente artificial. De todas formas, no hubiéramos podido pasar, puesto que habían personas trabajando en el exterior del embalse.
Nuestro camino, siempre acompañado a nuestra zurda por una joven pinada de rodeno, se va estrechando por la cercanía del vallado, hasta que unos minutos después el camino gira hacia la izquierda. Unos metros más adelante a nuestra zurda, un panel informativo nos indica que estamos en la zona conocida como la Cortada, junto con la descripción de un sendero. Dicho sendero nos surge a la derecha, y es el que nos marca el camino correcto de vuelta a Cortes de Pallás, el famoso sendero de la Cortada.
Pero nosotros, antes de acometer el bellísimo sendero, seguimos recto por el camino que transitamos para llegar, al cabo de unos minutos, a las inmediaciones de un recinto con antenas. Antes de llegar a él, una pequeña caseta que sirve como mirador, a nuestra derecha, nos ofrece las mejores vistas del embalse de Cortes II y la fosa que ha labrado el río Júcar a lo largo de los tiempos. El castillo de Chirel también es un bonito objetivo de nuestros prismáticos, además de poder observar a alguna rapaz sobrevolando los cortados.
Otro buen lugar para descansar. Una vez colmada nuestra visión por las impresionantes vistas, volvemos sobre nuestros pasos, para comenzar el descenso hacia el pueblo de Cortes de Pallás, por el sendero de la Cortada, que ahora nos surge a nuestra izquierda.
Tomamos el sendero y, a los pocos metros, nos vamos dando cuenta de lo que va a suponer el descenso por este lugar.
Las vistas hacia el embalse son impresionantes, pudiendo elegir una panorámica diferente al menos en tres "miradores" distintos, a cada cuál mejor.
Conforme vamos descendiendo, el sendero se vuelve más pedregoso, piedras estratégicamente colocadas por los musulmanes, puesto que fueron ellos, los que crearon esta maravillosa obra de la ingeniería por aquellas épocas.
La existencia de fresnos durante casi la totalidad del sendero y de algún ejemplar de arce, nos indica un índice mayor de humedad en esta cara de la Muela de Cortes, acompañados por un extenso bosque de pinos.
Y como no, el increible trayecto del sendero, atravesando cornisas aéreas, que aunque anchas, nos sugieren el máximo respeto. El sendero, siempre en descenso, salva el desnivel de un barranco vertical por una sucesión de zetas impresionantes.
En definitiva, una delicia de sendero que hará que gastemos casi toda la tarjeta de memoria de nuestra cámara fotográfica. Solamente hay un pero: no quiero ni imaginarme el cuidado que se tendría que llevar descendiendo este sendero si ha llovido recientemente, estando la piedra mojada, ya que en algunos sitios la roca se vuelve muy resbaladiza. Atención.
En nuestro descenso, pasaremos muy cerca de la cueva de la Mora, más o menos a la altura del comienzo de las zetas empedradas.
Unos metros más abajo, el camino pierde inclinación y minutos después, llegamos a la bifurcación de caminos por la que pasamos horas antes, en la gran piedra donde están las marcas blancas y verdes del SL.
Seguimos hacia la derecha, siguiendo los mismos pasos que nos han llevado hasta aquí. En resumen: seguimos por el sendero hasta que éste termine; continuamos por el camino hasta que se nos cruce el camino asfaltado siguiendo recto, descendiendo; bajamos por el camino acementado pasando la primera de las balsas de agua hasta llegar al pueblo, donde al lado de la segunda de las balsas acuáticas seguimos hacia la derecha en paralelo al arroyo de Cortes, hasta llegar al puente donde comenzamos esta excursión.
Y es aquí donde acaba este itinerario, que también es denominado como ruta Cavanilles. La mala suerte de encontrarnos el arroyo de Cortes seco fue lo único que deslució este recorrido, qué, como bien he dicho antes, es preferible hacerlo en primavera o, en su caso, después de un episodio de copiosas precipitaciones. Por todo lo demás, más o menos he intentado trasladar lo que mis ojos y mis piernas sintieron al recorrer este rincón del interior de la provincia valenciana. Lo resumiré para todos aquellos amantes de la naturaleza en una sola palabra: imprescindible. Volveremos.
Por cierto, aconsejo a las personas que vayan a realizar esta excursión, que se dejen un poco de tiempo para visitar la cascada del Corbinet, un paraje de singular encanto, siempre y cuando el agua corra por el arroyo de Cortes. Otra belleza de Cortes de Pallás; recuerden, "Un mundo aparte".
Se me olvidaba. También existe la posibilidad de llegar a Cortes de Pallás por agua, por medio de un crucero fluvial que inicia su recorrido en el embarcadero de Cofrentes y que nos lleva, en unos 3/4 de hora de tiempo y en 14 kilómetros, hasta el embarcadero de Cortes de Pallás, por un remansado río Júcar. Interesante y diferente manera de acceder a este rincón valenciano. Cómodo, tranquilo y disfrutando de las vistas. Habrá que probar.
DATOS RUTA
Tiempo empleado >>> 3,23 horas
ACCESO
Desde Cofrentes, seguir la carretera N-330 dirección Requena, durante prácticamente 12 kilómetros. Por el camino atravesaremos el río Cabriel y 6 barrancos u arroyos estivales, coronando el puerto de Chirrichana.
Una vez recorrida la distancia anteriormente citada, tomamos la carretera que nos surge a la derecha, con indicación a Cortes de Pallás. Ahora vamos a circular por una sinuosa carretera cuya denominación es CV-425. Durante el trayecto atravesamos 5 barrancos u arroyos estivales, los barrancos del Abrevador, del Perelló y de la Cierva, la rambla de los Gallegos y la cañada de Pepín. Casi 21 kilómetros recorreremos hasta el siguiente cruce de caminos. Solamente una carretera nos puede confundir, y es la CV-433 que a casi 4 kilómetros del inicio de la carretera CV-425, nos surge por la izquierda y se dirige hacia Casas de Soto y Los Pedrones. Nosotros, siguiendo la CV-425, pasaremos por las pedanías de las Viñuelas, los Herreros y Venta de Gaeta.
En el siguiente cruce de carreteras, tomamos la de la derecha, denominada CV-428 con indicación a Cortes de Pallás y que después de cruzar 5 barrancos u arroyos estivales, el barranco de la Cierva, la rambla de los Gallegos y el río Júcar, además de la aldea de el Oro, nos conduce a Cortes de Pallás en poco menos de 17 kilómetros.
Justo al inicio del pueblo, encontramos un primer parking a mano derecha, siendo éste bastante pequeño. Enfrente del parking, o sea, a mano izquierda conforme entramos en Cortes de Pallás, tenemos otro aparcamiento, éste algo más grande, aunque cuando nosotros fuimos, estaban reformando la zona, y no se podía acceder a él. De todas formas, al lado de éste último aparcamiento, existe un surtidor de combustible y en sus inmediaciones podemos estacionar nuestro vehículo.
Si queremos visitar la cascada del Corbinet, debemos de adentrarnos un poco más en el centro del pueblo. Justo cuando veamos un puente a nuestra derecha el cuál nos da acceso al casco urbano, debemos de tomar una calle que sale a nuestra izquierda, con una señal que indica la dirección hacia el Corbinet. Seguimos dicha calle que a los pocos metros se convierte en un camino rural asfaltado y que nos lleva sin ninguna pérdida hasta el paraje del Corbinet, un bello enclave natural con una preciosa cascada, rodeada de una bonita área recreativa. Realizaremos este tramo en bastante menos de 2 kilómetros. Merece la pena visitar este lugar. Atención al camino puesto que es bastante estrecho.
No hay comentarios:
Publicar un comentario