Dejaremos nuestro vehículo en el aparcamiento habilitado de la fuente de Passavets, cercano al caserío de Santa Fe de Montseny, a unos cuántos kilómetros de la población barcelonesa de Campins.
Desde el aparcamiento, nos dirigiremos hacia una barrera que cierra el tráfico a los vehículos de motor. Éste será el inicio de nuestra excursión, donde deberemos seguir en todo momento los hitos metálicos verdes con la punta pintada de color granate.
Comenzamos nuestra ruta, dejando a nuestra zurda un camino que se dirige hacia Santa Fe de Montseny, y, divisando a la izquierda, a los pocos metros de haber iniciado nuestra marcha, la fuente de Passavets.
Podremos echarnos un trago de su fresca agua, mientras nos vamos acostumbrando al precioso entorno que nos rodea.
Proseguimos la marcha y, casi al lado de la citada fuente, una senda a la derecha que no tomamos, se dirige hacia la carretera BV-5114, que une las localidades de Campins y Viladrau. Nosotros seguimos recto para unos pocos metros después, apercibirnos de un antiguo pozo de nieve, a nuestra zurda, del que quedan algunos trozos de piedra que componían la pared del mismo, pero identificable gracias a su cuenco circular.
Justo después del pozo de nieve, el camino gira hacia la izquierda. El camino que sigue de frente, nos guía cauce arriba del torrent (torrente) de Passavets, que no tomamos.
Una vez girado hacia nuestra zurda, comienza el verdadero ascenso al cerro del Hombre. El camino, aunque ascendente en todo momento, no tiene un desnivel excesivo y es muy cómodo de caminar, ya que las hojas secas de las hayas cubren todo el camino, mientras los bellos árboles caducifolios nos dan sombra (en primavera y en verano), haciendo más agradable el ascenso.
Unos metros más arriba, nos salen un sendero hacia la izquierda (con dirección a la font de Passavets) y otro hacia el frente (que si lo siguiéramos, saldría al mismo camino que llevamos unos metros más arriba); nosotros seguiremos hacia la derecha para unos pocos minutos después, observar que otro sendero nos sale frente a nosotros (éste también se dirige al mismo camino que llevamos, unos metros más arriba), que tampoco tomamos, siguiendo a la izquierda, ya que nuestro trayecto es claro mientras sigamos los hitos metálicos pintados en su parte superior de color granate.
Caminamos por la zona conocida como Fageda Gran (hayedo grande, en castellano), que como su propio nombre indica, atravesamos una hermosa zona donde el haya es el protagonista absoluto, donde una inmensa alfombra vegetal creada por la caída de las hojas del hayedo cubre el suelo, siendo el lugar en el que seguro muchos habitantes del bosque se cobijan.
Después de unos minutos en los que ascendemos prácticamente en línea recta, observamos un sendero que nos sale a nuestra zurda. Éste es el primer sendero que no tomamos más abajo. Seguimos recto, para unos metros más arriba encontrarnos otro sendero que nos sale al frente (el cual se dirige hacia Santa Fe de Montseny). Nosotros seguimos hacia la derecha; a partir de ahora, una sucesión de cortos zigs-zags, harán que vayamos ganando altura cómodamente.
Tres recodos y unos cuántos metros después, nos adentraremos en un extremo del abetar de Passavets.
El abeto, con su singular forma cónica, habita en dos zonas del Montseny: ésta de Passavets y en la umbría del Matagalls. Son los abetares más meridionales de la península Ibérica. Sólo con ver a estos majestuosos miembros de la flora, vale la pena la subida que llevamos.
En esta zona conocida como l'Aveteda (el Aveteda), confluyen al camino que transitamos tres sendas. La primera, surge por la derecha (siendo la segunda senda que no tomamos más abajo); la segunda y la tercera senda salen a la misma altura, la de la derecha se une a otra senda que nos encontraremos unos metros más arriba y la de la izquierda se dirige hacia el pico de Roc Perer.
Nosotros seguimos nuestro camino, sin tomar ninguna de las sendas anteriormente citadas. Un par de recodos después, volvemos a encontrar una senda que nos surge por nuestra diestra. Ésta es la que anteriormente comentamos, y que se dirige al recodo de l'Aveteda, y que lógicamente no tomamos.
Seguimos por la pista hasta que el desnivel se vuelve más suave. Estamos en la zona conocida como Pla dels Pous o plano de los Pozos en castellano. Si prestamos atención, a nuestra diestra divisaremos el pou del Comte (pozo del Conde), otro pozo de nieve situado unos cuántos metros por debajo del camino.
Unos metros más adelante, siendo ya el camino algo más suave llegaremos a la zona a la que se le denomina els Rocs Cremats (rocs o, mejor dicho, piedras quemadas en el idioma de Cervantes).
Esta pequeña cima, els Rocs Cremats, se compone principalmente de pizarra negra, de ahí su nombre, y es uno de los mejores miradores naturales de todo el Montseny, con unas impresionantes vistas (eso dicen) del abetar de Passavets y de los hayedos del Turó de Morou.
Éste puede ser un buen punto para descansar unos minutos y tomar un trago de líquido, puesto que nos queda la última parte de la subida al Turó de l'Home.
Una vez hayamos repuesto energías, reanudamos la excursión siguiendo el camino, que cada vez se va haciendo más pequeño.
Vamos despidiéndonos de los últimos portes arbóreos ya que a partir de aquí, el bosque desaparece dejando su lugar al matorral de alta montaña, como el brezo y el enebro rastrero.Como podreis observar en la fotografía, la niebla se nos vino encima. Y es que esta zona del Montseny, es muy propensa a albergar bancos más o menos densos de niebla. De ahí, mi comentario del mirador natural de els Rocs Cremats. Ya que no divisamos nada.
Seguimos ascendiendo poco a poco, atravesando el pequeño curso de agua del sot dels Rocs Cremats (bache de los rocs quemados) hasta que el camino gira a la izquierda, dejando un sendero al frente que se dirige a la zona conocida como Jaça d'en Pla (jaça de en plano, o algo parecido en mi idioma). Subimos los últimos metros del camino convertido en sendero hasta llegar a una pista asfaltada. Dicho vial une la antigua estación militar de Puig Sesolles (monte Sesolles), donde se ubica una gran antena de telecomunicaciones, con la pista asfaltada que une el caserío de la Costa del Montseny con la carretera BV-5114, citada anteriormente. Estamos en el Coll Pregon (cuello, o, mejor dicho, collado Pregon).
Nosotros, atravesamos la pista asfaltada y seguimos una señal que nos indica la dirección a tomar para llegar al Turó de l'Home. Tendremos que seguir recto, por un camino, dejando a mano derecha una senda que desemboca en el camino que vamos a tomar unos metros más adelante.
Caminamos unos pocos minutos dando una vuelta de 180º hasta llegar a un edificio. Unos metros antes, vemos como al frente desemboca una senda, ésta es la citada anteriormente. La construcción que tenemos enfrente, es un observatorio que se edificó en 1932. Desde este punto, vemos al frente un sendero que en pocos metros nos llevará hasta la cima del Turó de l'Home.
Estamos a 1706 metros de altura, en el punto más alto del parc natural del Montseny, el cerro del Hombre, cuyo nombre le viene por la forma de su silueta, la de un hombre tumbado, un hombre muerto, según la voz popular. Desde aquí, unas impresionantes vistas de este enclave natural, reconfortan al excursionista que ha realizado el ascenso. No fue nuestro caso, como bien podeis ver.
Mala suerte, pero la naturaleza es así. Espero volver para poder contemplar esas preciosas vistas. Tanto éstas del Turó de l'Home como las del mirador natural de els Rocs Cremats. En la agenda queda apuntado.
Por cierto, nuestra intención, además de hacer el pico del Turó de l'Home, era acceder a les Agudes (las Agudas), pico con la misma altura que el cerro del Hombre, pero por la mala climatología decidimos no continuar, ya que no se veía nada, y por lo tanto, no merecía la pena.
Y aquí, en lo más alto del Montseny, acaba nuestra excursión. El segundo itinerario realizado en este bellísimo espacio natural, merecedor de Reserva de la Biosfera por la UNESCO, y del que, con un sabor agridulce, nos despedimos hasta la próxima.
DATOS RUTA
Tiempo empleado >>> 1,29 horas
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