IBERIA NATURA

Dicen que hace muchos años, una ardilla podía cruzar la península Ibérica de lado a lado sin bajarse de los árboles. Eso hoy en día, a cambiado bastante.
Pero tenemos la satisfacción de contar con el país de mayor biodiversidad de flora y fauna de todo el continente europeo.
Más del 12% del territorio español está protegido por alguna denominación como Parque Nacional, Parque Natural, Reserva Natural, Paisaje Protegido, etc. Eso supone la protección de más de 6 millones de hectáreas terrestres y más de 254000 hectáreas marinas.
Es maravilloso caminar por alguno de estos espacios y observar el vuelo de un águila imperial; el ruido de un arroyo precipitándose por una cascada; el escándalo de la berrea producida por el celo del ciervo; el cambio de color de los hayedos en otoño...
Por todo esto y más, me lancé a crear este blog, para que a las personas que les guste caminar y observar la fauna y flora, sepan donde están los rincones naturales más bellos de este increible país de contrastes.
NO SOLO LOS HOMBRES HABITAMOS ESTE PLANETA.
¡¡¡CUÍDALO!!!



12 febrero 2011

EMPEDRADO de MOROU

En esta ocasión, nos dirigimos hacia un enclave natural de excepcional belleza, donde el uso sostenible de la biodiversidad y la conservación, a través del programa MaB (Man and the Biosphere, o, lo que es lo mismo, el hombre y la biosfera), hizo que en el año 1978, la UNESCO declarase Reserva de la Biosfera al parc natural del Montseny.

A unos cuantos kilómetros del pueblo barcelonés de Campins, se enclava Santa Fe de Montseny, caserío donde se ubica la ermita de Santa Fe, que da nombre a este paraje.

Podremos recoger información sobre ésta y otras excursiones de la zona, en el centro de información de Can Casades, en un entorno bellísimo, sobre todo las tres sequoias que delimitan el acceso a dicho centro informativo.

Nuestro punto de partida está ubicado entre las sequoias y el centro de información de Can Casades (Can Casadas, en castellano), a la derecha, si nos dirigimos hacia el centro.

Esta excursión, que nos va a llevar a conocer varios enclaves del Montseny, está balizada en todo momento mediante hitos de madera de color naranja, los cuáles deberemos de seguir, indicándonos en todo momento el sitio en el que nos encontramos. Por lo tanto, extraviarse en esta ruta es casi imposible.

Comenzamos la excursión donde anteriormente citamos, bajando por un sendero delimitado por bordillos a los lados, hasta llegar a un castaño de indias, donde hay que abandonar el jardín de Can Casades por la puerta que se ubica a la derecha.

Nada más atravesarla, nos dirigiremos hacia la izquierda; mientras bajamos, la ermita de Santa Fe (originaria de 1201) y el hostal de Santa Fe, anexo a la construcción religiosa, se sitúan a nuestra diestra, accediendo por un camino que nosotros no tomamos, siguiendo al frente.

De momento, andamos por un sendero acementado delimitado por bordillos a los lados. Atravesamos el torrente de Santa Fe, y unos minutos después, llegamos a un camino, que tomamos hacia la derecha hasta llegar a una bifurcación; una senda nos saldrá por la derecha, nosotros seguimos recto. Dicha senda será nuestro camino de vuelta. Unos metros más arriba, pasamos al lado de la escuela de naturaleza de Can Lleonart, que se queda a nuestra diestra.

A escasos metros, nos encontramos otra bifurcación; el camino que sigue recto llega hasta un caserío denominado Riells, donde se ubica la ermita de Sant Martí (santo Martí); nosotros tomaremos el camino de la derecha para empezar el contínuo pero suave ascenso, dejando a nuestra zurda la masía de la Casa Partida. Una senda hacia la izquierda que no tomamos, nos llevaría hasta font Nova (fuente Nueva) y otro par de sendas que se dirigen hacia el embalse de Santa Fe, surgiéndonos ambas a la derecha, tampoco las tomamos, siguiendo recto en todo momento por el camino que llevamos, atravesando una primera mancha de hayas hasta llegar al castañar.

Este tipo de castañar, al estar explotado en régimen de monte bajo, se tala desde la base para que rebrote los nuevos castaños desde la cepa. Por lo tanto, este castañar es bastante joven. En otras zonas del Montseny, hay castaños de un porte enorme y bastante viejos, como el famoso "Castanyer Gros d'en Cuc" (castaño gordo de en Gusano).

Atravesamos la zona de castaños y nos introduciremos en el hayedo, acompañándolo especies como el acebo y los helechos. El camino sigue subiendo, dejándo a la izquierda una senda que se dirige hacia la font dels Quatre (fuente de los Cuatro, en castellano); cada vez más hojas secas van tapizando el suelo hasta llegar a una bifurcación, en la cuál tomaremos el camino de la derecha, dejando el que sigue al frente que nos llevaría hasta la cima del Turó de Morou y de la Cornera. Unos metros más adelante, llegaremos al pla de Mulladius.

En este lugar, podremos investigar restos de excrementos de garduñas, depositados en las rocas y tambíen podremos seguir el rastro que dejan los jabalíes en esta zona de tierra arenosa con un hermoso tapiz de hojarasca encima. Lo cierto es que tiene que ser asombroso visitar este enclave en los meses otoñales, cuando amarillentos, anaranjados y rojizos colores cubren los hayedos.

Salimos del plano de Mulladius, dejando a nuestra derecha una senda que nuevamente se dirige hacia el pantà de Santa Fe (pantano de Santa Fe), y comenzamos a ascender un poco más, caminando cómodamente por el camino gracias a la enorme acumulación de hojarasca del hayedo, hasta llegar a una altura donde el bosque se va empezando a abrir un poco. Unos metros después, el camino se va convirtiendo en senda y comienza a descender hasta llegar al empedrado de Morou, dejando unos metros atrás una senda hacia la izquierda que nos llevaría hasta el cerro de Morou.

El lugar donde nos encontramos, el empedrado de Morou, es una zona magnífica para contemplar hermosas vistas como el Turó de l'Home (cerro del Hombre), les Agudes (las Agudas) y el valle de Santa Fe, siempre y cuando la niebla no lo impida (como bien podeis contemplar).

También en este lugar, se puede ver como se va descomponiendo la roca madre, el granito, pasando por las varias clases de vegetación como los líquenes, el musgo, los herbazales y, finalmente, el bosque.

Cruzando recto la zona conocida como els Empedrats (los Empedrados), salimos hacia la izquierda, guiados por un hito de madera, y seguimos descendiendo, ahora por un camino un poco más roto, hasta llegar a una nueva bifurcación.


Seguiremos hacia la izquierda para a los pocos minutos introducirnos nuevamente en un espeso hayedo.

Parece que nos encontramos en cualquier bosque centroeuropeo, cuyo principal habitante es el haya. Lo cierto es que un hayedo es bastante diferente según la época del año que lo visitemos.


En invierno, una capa de nieve junto a los desnudos árboles, dejan ver las huellas de la fauna existente en el hayedo; en primavera, las primeras hojas conviven con el ajetreo de ratones, topos, lagartos y víboras que salen de su período hibernante; en verano, el denso y claro verde follaje de las hayas no dejan pasar la luz al sotobosque y, finalmente, en otoño, los colores ocres de las hayas, que pasan sus primeros fríos hasta que las debilitadas hojas caen al suelo, dejando una preciosa y colorida alfombra vegetal.

Seguimos transitando por el camino, dejando atrás una senda que se dirige a la izquierda hacia el coll de la Mosquera (cuello de la Mosquera, o, mejor dicho, collado de la Mosquera). Continuando nuestra ruta, ya hemos apercibido que el camino tiene mejor firme, y después de tomar una curva de 180º, un camino nuevamente hacia la izquierda nos llevaría hasta la masía de Fontdecorts, que no tomamos.

Seguimos recto por el camino, encontrándonos en ocasiones ejemplares de encinas y, en otras, de roble albar. Un camino que no tomamos que nos surge por la izquierda, nos llevaría hasta la masía de Can Figueroles y a las ruinas de Baladrell, en cuyo lugar se ubica la fuente de Baladrell (font de Baladrell).

Continuamos andando cruzando el sot de Figueroles (bache de Figueroles, un pequeño curso de agua), hasta que la presencia de fresnos nos avisan de que llegamos al embalse de Santa Fe.

Este pequeño embalse que data de 1935, fue realizado para producir electricidad a través de dos saltos de agua. Hoy en día, sus principales beneficiarios son las multiples especies faunísticas, que lo utilizan para beber y, como la trucha o el barbo, para vivir.

Podemos acceder a la carretera que une Campins y Santa Fe de Montseny o visitar la riera de Gualba (que es como se le denomina al torrente de Santa Fe aguas abajo del embalse), por el camino de la izquierda y que transita por encima de la coronación del vetusto embalse.

A la derecha del camino por el que transitamos, una senda se dirige en dirección al pla de Milladius. Nosotros seguiremos recto, paralelos al embalse hasta llegar a la Fabriqueta, una antigua central eléctrica que producía la luz para el hostal de Santa Fe.

Unos pocos metros antes de llegar a la Fabriqueta, una senda a la derecha nos salía del camino; ésta se dirigía al castañar, misma dirección que otra senda que unos metros después de la central eléctrica nos saldrá a nuestro paso, también por la diestra.

Nosotros seguimos recto, hasta que unos minutos después, hayamos superado el vaso del embalse y caminando en paralelo a la riera de Santa Fe, andando por el camino que se ha estrechado, vemos unos pequeños saltos de agua hasta llegar a la altura de un pequeño embalse o laguna, llamada el Estanyol.

La presencia de alisos y eneas más el salto de agua que traspasa el perímetro de lo Estanyol, sugieren un pequeño descanso, sentados en cualquier piedra, escuchando el rumor acuático.

Una vez repuestos, volvemos a caminar siguiendo el camino que traíamos. Unos minutos después, llegaremos a la bifurcación donde a nuestra derecha se sitúa Can Lleonart.

Por lo tanto, giraremos hacia la izquierda, siguiendo el mismo recorrido que nos ha traído hasta aquí desde el centro de información de Can Casades.

Una vez llegados a Can Casades, habremos concluido la excursión.

Y ahora, sentados junto a alguno de los tres inmensos troncos de las sequoias, podremos descansar y recordar algunos de los preciosos lugares en los que acabamos de estar, comprendiendo como este enclave natural fue nombrado Reserva de la Biosfera, y esperando, que la madre naturaleza, no sea cruel con él, ya que hace unos años, un rayo sesgó la vida de una de las cuatro sequoias que habitaban en este bello jardín.

Ahora, reponemos fuerza para unas horas después, visitar otro ejemplar botánico excepcional del Montseny: el abeto. Pero eso será en otra excursión.

DATOS RUTA



Tiempo empleado >>> 1,46 horas

ACCESO

Desde Campins, tomar la carretera BV-5114 en dirección Viladrau.

Durante casi 14 kilómetros, recorremos dicha carretera, atravesando los sot del Purgatori, de Can Benet (en 4 ocasiones), de Can Francès (en 4 ocasiones), de les Canals (en 2 ocasiones), del Poal, de la Núvia y 1 arroyo estival o barranco, hasta llegar a un cruce. Baches del Purgatorio, de Can Benet, de Can Francés, de los Canales, del Cubo y de la Novia, todos estos pequeños cauces de agua nombrados en castellano.

La pista asfaltada que nos sale por la izquierda nos llevaría hasta el pueblo de Montseny. Nosotros seguimos recto para llegar al caserío conocido como Santa Fe de Montseny en algo menos de 1 kilómetro.

Estacionaremos nuestro vehículo al lado derecho de la carretera, en las inmediaciones del centro de información de Can Casades.